Fruta de Navidad me ofrecen las serpientes,
rescatadores que no viajan en albatros,
vienen a salvarnos, grito Tulipán
y quedo inmovilizado, brazos en cruz.
Tú la llevas, nos persiguen
Berlusconi, cuenta un chiste, me he perdido
quémame con tu verano sin belenes,
poliladron, una chica te persigue,
suena tu jersey cuando te agarra,
ríes y todos los árboles agitan sus copas.
Somos otros. Punto y seguido.
Pocas bolsas de plástico en la Gran Vía,
papanoeles con órdenes de desahucio,
el Sumo Cura escribe un túiter
y cada puente de Madrid es un pesebre.
Corre, corre que te pillo,
libertad para Herodes y sus muchachos,
el Rey firma el indulto y yo te amo
mientras Buscemi se emborracha en Atlantic City.
Yasnavidá, llevo la tiña, huyes de mi,
pupa en el labio, frío de invierno,
no hay campanadas para el parado,
alfombra de cristales en la Puerta del Sol
y descalzos soplamos matasuegras,
vestimos cuernos de renos,
abrazamos al fantasma del quinto
que un día brindó por este futuro
aquella nochevieja del ...
(rellene la línea de puntos)
-Plácido lloraba en su carromato-.
Así que es Navidad.
Abrázame que tengo frío,
cena de nochebuena en cómodos plazos,
hoy termina el mundo de nuevo,
menos mal que estás tú,
calla y bésame, cenemos pizza.