2010
El periodista vigila al entrevistado y le pregunta por su compromiso político. El cantante se pone solemne, es una tendencia suya que no puede evitar, y le habla de cosas como el sentido común y las emociones que inevitablemente surgen ante la visión de un mundo desigual. ¿Cómo permanecer impasible ante la lucha y la tragedia ajena?, se pregunta retóricamente el músico con la mirada perdida en el horizonte, así como en la foto del Che tomada por Korda. Pero ni Korda observa tras la lente al entrevistado, ni el entrevistado es el Che. El periodista toma nota, y nos parece entrever una media sonrisa mientras escribe, y el cantante se siente como si se tratara de una entrevista de trabajo, o un examen oral: un interrogatorio con trampa. El reportero sigue preguntando con cierta suspicacia, como el tipo que mira al mago empeñado en descubrir el truco, y, entonces, opina, aunque lo niegue, al preguntar si la canción de autor es en estos tiempos un anacronismo.
1939
Woody Guthrie tararea un boceto de canción que desde hace algún tiempo le ronda por la cabeza. Está esperando en su casa a un tipo que quiere entrevistarle, un folklorista que parece interesado por su trabajo. Woody tiene muchas cosas que decir, a los ventisiete años ya es viejo. Para ser joven de mayor hay que ser viejo de joven. En la radio suena por enésima vez “God Bless America”. Esa no es la tierra que él ha conocido en sus viajes. Él, que ha recorrido en tren gran parte de ese país que ahora bendice la voz nasal de la radio, ha visto el destierro en su propio país al que son sometidos muchos de sus compatriotas, ha conocido la realidad de hambre, trabajadores en huelga y campos alambrados. Woody está pensando en parar un poco y marcharse a Nueva York. Le vendría bien un cambio de aires. La voz del presentador interrumpe la melodía para dar paso a importantes noticias. Los tanques alemanes entran en Polonia. Guthrie agarra la guitarra y escribe en ella con pulso firme: “Esta máquina mata fascistas”. Suena la puerta de casa. Debe de ser su entrevistador que llega puntual a la cita.
2010
¿Anacronismo? Joder, el músico no sabe que decir. Es como preguntar si es un anacronismo la poesía o cualquier género literario. El músico intenta explicar, como puede, ciertas obviedades, intenta ser ocurrente, pero, como suele suceder, no puede evitar dar las respuestas conocidas. Sabe el artista que en cuanto el periodista salga por la puerta vendrán a su cabeza mil frases geniales, imbatibles argumentos con los que el periodista, seguro, hubiera asentido profundamente con la cabeza mientras anotaba entusiasmado el maravilloso titular con que habría encabezado la maravillosa entrevista.
1970
Victor Jara devora los periódicos y llora la tragedia de Vietnam. Prepara las maletas para marchar a Berlín, le han invitado para participar en la Conversación Internacional de Teatro que se celebra allí. El año está siendo agotador entre la campaña para la Unidad Popular y compromisos como este que le alejarán de los suyos durante unos días. Apenas tiene algo de tiempo para revisar con calma las canciones pendientes. Vivir en paz es un derecho inviolable para todo ser humano, piensa mientras lee el diario. Si Allende gana en Chile quizá nos ganemos ese derecho piensa sonriendo. Aún queda mucho por hacer. La maleta aún no está cerrada. Puede esperar un poco. Victor agarra papel y lapiz y esboza unos versos.
2010
No. Está claro que los frentes no están tan claros como antes pero indudablemente hay preguntas que quedan en el aire. Y sobre todo gente que legítimamente se cuestiona un modelo de sociedad, económico, de convivencia que no da respuestas urgentes a las necesidades reales de la mayor parte de los seres humanos. El músico se atreve a indignarse. ¿Pero este tipo no lee los periódicos? ¿No quedan causas por las que luchar? ¿Estamos locos?
1975
¡Lluis Llach en el Palau! ¡Cómo lo oyes! Después de años de ausencia y exilio, Llach vuelve a Barcelona. Yo me voy pitando a casa que he quedado allí con los colegas para ver si alguien tiene más información. Está claro que las cosas están cambiando. Oye, si no vas para allá, nos vemos mañana en clase. Al viejo le quedan dos telediarios, esto va a ser diferente. Ya verás. Yo también te quiero.
2010
¿Nostálgico? El periodista matiza la pregunta. La suaviza digamos, porque puede resultar insultante. Al artista se lo parece. Ya se sabe, es un tipo susceptible y vanidoso, por algo se sube a los scenarios.
No. No soy nostálgico. Tengo memoria. Que es una herramienta de futuro imprescindible. Y tengo memoria porque creo en el futuro, y puesto que creo en él, he de procurar no repetir errores. Y por eso tengo memoria. Y porque es nuestro último patrimonio, porque cuando lo has perdido todo, es lo único que nadie te puede arrebatar. Es una herramienta... El cantante se enreda y se repite. El periodista también.
2010
En un pequeño teatro de Buenos aires, en un café de Santiago de Chile, en una peña en México DF, en cualquier bar de Madrid, un muchacho, casi un adolescente, se sube a un escenario por primera vez. Cantará algunas de sus canciones y entre ellas caerá alguna de Silvio, de Sabina. Mira al mundo curiosidad y ama con desordenada urgencia. El muchacho canta, brilla y, unas veces dulce, otras enojado, retrata una realidad a veces golpeada, otras radiante y esperanzadora. Así, sus canciones iluminan el rostro de los que con calma beben la noche con sorbos largos y tranquilos. El mundo se detiene en la voz del muchacho que se cuela por entre los que sueñan despiertos, recorre toda la sala hasta salir a la calle abriendo las puertas con estruendo de batir de olas. Una brisa recorre toda la ciudad, Buenos Aires, Santiago, México DF, Madrid. Un vendaval que hace que todas las palomas echen a volar, que hace que recuperemos un recuerdo que esperaba dormido en el ultimo cajón de la mesilla: así que esto es vivir. Acuérdate de vivir.
Epílogo
2010
El periodista se despide con una gran sonrisa. Promete luchar por darle a la entrevista el mejor espacio posible dentro de la publiación para la que trabaja. Sin duda interesará a los lectores.
Queda un regusto amargo tras la entrevista. Supo explicarle el por qué de su compromiso con la realidad, el por qué de la urgencia en la denuncia, cómo finalmente las canciones hablan de sentimientos, y ¿acaso no han de producirse a raudales cuando uno mira el telediario y contempla horrorizado tanta derrota, tanta injusticia? Explicó claramente por qué a veces uno frunce el ceño, pero quedó la extraña sensación de que a veces uno hace menos de lo que podría y ofrece finalmente sólo maldiciones
* * *
Perdonen la extensión de la entrada. Ya saben que no sé sintetizar. Otra canción de Acuérdate de vivir.
Preguntas
Letra y música: Ismael Serrano
Maldigo y preguntas
por qué frunzo el ceño,
por qué las auroras
me dejan el pecho
lleno de agujeros.
Quizá sea la noche abriéndose
como una terrible flor.
Quizá sea el maldito telediario,
o una mujer sin su voz
a la que acorrala el miedo,
el silencio atronador,
un febril planeta
entre fuegos y tormentas,
un niño cortando palma
en una oscura selva,
la cola del paro, el fin de mes,
tu ausencia, todo lo que no haré
Maldigo, y me dices
basta de lamentos.
Disculpa te digo
quizá sea el sueño,
la falta de sueños.
Será que la casa, sin ella,
no es una casa, es un erial,
y mi voz sin su voz,
arañazo en el cristal,
o la carta de un hombre
que echa de menos su hogar.
Quizá alguna despedida,
los recuerdos, sus heridas,
Gaza golpeada,
humo y llanto en sus cenizas
Será el mundo alumbrando horrores
y yo sólo ofrezco maldiciones.