“Protégenos de todo aquel que no escucha. […]Ayúdanos a entrar en armonía e ilumínanos para que no sea la desgracia la única acción cooperativa. Llévanos con tu misterio hacia una pasión que nos parta los huesos y no nos dejes en silencio mirando un bandoneón sobre una silla”.
Así reza la estampita de Pugliese que siempre llevo en la cartera. Osvaldo Pugliese es el patrón pagano de todos los músicos en Argentina. Es nuestro protector: su figura y su nombre acompañan la buena suerte. Fue pianista, director de orquesta y compositor de tango. Murió en el 95, a los 90 años. Músico comprometido sufrió la persecución y la cárcel durante el gobierno de Perón. Cuentan que los músicos que trabajaban con él lo adoraban. Era un hombre bueno. Sus restos fueron llevados en procesión por la calle Corrientes a contramano. Así hasta en su último día. Caminando a contracorriente.
Argentina ha dado a luz grandes músicos que navegaron a contracorriente y forjaron la vanguardia musical de toda Latinoamérica. Referencias ineludibles en la música en castellano han escrito la banda sonora de un país apasionado y apasionante.
En cierto modo estos días marcan el final de una etapa histórica en la música contemporánea.
Gustavo Cerati, líder de Soda Stereo, banda emblemática de rock de los 80 y los 90, yace postrado en coma tras una isquemia cerebral. Todos esperamos el milagro mientras Cerati duerme y sus canciones retumban en un Buenos Aires expectante y huérfano. “No tenemos donde ir./ Somos como un área desvastada./Carreteras sin sentido./Religiones sin motivo./ Cómo podremos sobrevivir…” canta Cerati. Y efectivamente, se siente uno área devastada, prófugo en un tiempo en el que sólo ciertas canciones nos ayudan a anclarnos en la cordura. Sin juglares como él el mundo será zona cero, área devastada, territorio desquiciado y peligroso.
Argentina parió las canciones de Charlie García, Mozart entre “Salieris”, ahora en rehabilitación, y vivo, joder, que no es poco; nos regaló el compromiso de León Gieco, que retrata la vida con sus aristas, hermosas aunque peligrosamente cortantes. Y aunque la negra Sosa se marchó aún quedan voces, quizá no tan luminosas como aquella, pero aún auténticas.
Y Pugliese, hombre bueno, a lo lejos sonríe. Ampáranos de la noche, protégenos del silencio. Larga vida al rock and roll.
* * *
Seguimos de viaje por Argentina después de los emocionantes conciertos en Buenos Aires ( La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Rosario, Córdoba, Trelew) para volver luego a la capital el día 10 de setiembre.
Amo viajar. Más aún cuando supone reencontrarse con viejos amigos con los que hacer balance. Para caer en la cuenta de que aún queda todo por hacer.
No me canso de agradecer el cariño y el calor que recibimos. Los llevamos siempre en nuestro corazón. De verdad.
Nos vemos en la próxima huida.