Encaramada a la fachada desvencijada tu efigie reza
como si fuese Korda el que detuvo tu gesto
mientras desde la tribuna lanzaban palomas.
Llena de pecas tu rostro se acerca al de Yemayá
y renacemos en este caribe inmóvil que se aleja en la historia
montado en un Chevy del 50, Benny Moré de fondo
y arroz en la cazuela sin mariposas ni chancho.
La revolución ya no es lo que era
aunque la isla es un retrato inmóvil
de colores desvaídos por el sol de tantas tardes
repasando los álbumes bajo la voz de una madre
que como La Llorona busca a sus hijos ahogados
en las aguas marxistas-leninistas de la historia,
en los ríos radiactivos de la guerra que perdimos,
en el que flotan manuales amarillos de guerrilla,
posavasos de la Bodeguita, botella sin mensaje.
Loción antimosquitos y luna sobre los cayos,
ríes como si todo el universo cupiera en el cajón de la mesilla,
como si en el puñado de conchas encontradas en la arena
estuviera escrita la obra que Chejov prometió leernos,
los versos que Maiakovski maldijo antes del disparo,
la oda que Neruda le negó a Trotski,
la caricia que sueña el perro
que cojea en todas las gasolineras.
Es tu rostro,
trepando el edificio en el que sueña el funcionario,
el que yo adoro,
por encima de todo,
por encima de estrellas, estelas y consignas
escritas con prisas sobre el muro de las embajadas,
sobre el puente donde suspiran los suicidas,
sobre la pared de Madrid, el Año del Ajuste y la Tristeza,
el año en el que las terrazas cerraron en verano.
Es tu rostro el que busco
sobre el manillar de todas las bicicletas chinas
que cruzamos camino de la playa,
en las calles de una Habana somnolienta,
en la recepcionista, lo siento, no hay internet,
que sonríe llegando al malecón,
al salir del hotel donde arriban los naufragios.
Es tu rostro el que busco y allí lo encuentro,
en las calles adoquinadas de mi vida,
en los versos de ron sin despedida,
en el ventilador que desde el techo sorbe mi pena,
en el canto de un delfín caramelo,
en todo, mi virgen de La Regla,
el mar al que mis pétalos se arrojan.
9 comentarios:
aun perdemos guerras, pero hay pequeñas batallas, que de vez en vez ganamos y ahí esta nuestro todavía...
Simplemente gracias poeta de mil batallas, te espero en la tierra de Neruda, llevare las manos llenas de sueños y en los ojos ese brillo que a veces olvido que existe.
Quítame el pan, si quieres quítame el aire, pero no me quites tu risa.
Neruda
Todavía faltan cosas por decir de Cuba, falta mucho por ver, porque esta isla siempre tiene algo para sorprender.
Hay que venir listo para verlo, hay que abrir bien los ojos.
Así que regresa, Ismael, que aquí estaremos,
Ana
CUBA LA BELLA. LA HABANA, LA SUBLIME.
Por cierto, nos perderemos tu visita a Caracas.
$(USA) 207,00 (Bs. 1300,00)la entrada general.
Ese monto es la mitad de un salario básico venezolano, o sea, una quincena. Es demasiado costosa. Hace un año costó $ 89,00 (Bs. 380,00).
Deberías hacer una presentación en escenario menos aristocrático. Eso es posible en la "Ruta Nocturna caraqueña".
Si no, te veremos de lejos cuando vayas del hotel al teatro de la aburguesada zona de La Castellana en Caracas.
Que hermosa declaración de amor (y veneración)a pecho descubierto.
Una vez más es precioso. Una vez más iluminas muchos muchos rostros.
Subes del malecón,
arrastrando un abrigo que no te pertenece.
Harta de horas diurnas, de largas calles,
de eternas redes, de mínimas aceras.
Esta noche no acabará tampoco
en el contorno que invocas
con tu leve sonrisa de mañana,
en ese frío blanco
del tiempo sin agujas de la cama.
Subes del malecón,
con un sabor pastoso en la garganta,
con besos maltratados,
con una rabia hiriente que corteja
la incómoda tristeza.
Crecen finos tentáculos que de tu pelo cuelgan,
van pasando los días,
hambrientos de otros días,
vas quedando en el fondo
sin respirar del mundo una belleza.
Eres adiós que sueña con retorno,
la última penumbra que acuna el caos,
el temblor de ese nombre
que en secreto llamas.
Subes del malecón,
como ola escondida en un bolso de mano,
como espuma que estalla en las ventanas,
con la frente alta,
con el alma arrollada.
Remolcas un abrigo que no te pertenece,
una bandera blanca sin mástil ni derrota,
una ruta que sigues en el mapa,
un titán sin cuerpo que lo acoja,
superviviente herido que descansa.
Subes del malecón,
a la espera del hijo de un hombre que no amas,
protegiendo tu vientre de dolores, de garras,
de los años que minan tu piel,
que secan tus ganas, tu mirada.
Buscas al destino entre vagas pisadas,
al dueño de la prenda
que con manso delirio
tu cuerpo enamorado, arrastra.
Suerte Ismael.
Es hermoso como escribes, en cada una de tus canciones aprendo algo nuevo y en cada una de ellas mas me sorprendo.
Tus canciones provocan distintos sentimientos en quienes las escuchan o las leen, todos las interpretan de diferente forma, pero en todos nosotros nos genera algo, inexplicable pero exquisito.
Estoy feliz de por fin escucharte en vivo este 20 de Julio !
Nos vemos
Y la noche más oscura se hace luz cuando ves ese rostro... Inma
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