miércoles, 26 de septiembre de 2012

25 de septiembre, versos para lotófagos




Este jardín baldío que será el paisaje que habitamos
necesita de tu camino sin ortigas ni avisperos.
Cuánta melancolía entre el rumor
de furgones policiales y de escudos,
cuántas ganas de estrellar el cántaro en el suelo,
abandonar el surco que lleva hasta la fuente
y rodear con antorchas el palacio de otoño.

La casa está incendiándose y ellos señalan la cama sin hacer
y recuperan el blanco y negro de los nodos y los cuervos.

Dónde está el poeta aquel que señale al rey desnudo,
dónde las canciones y las crestas coloreadas,
melodías de los clash como un adaggio
nocturno de tierras subterráneo.

Nueva York sin Lorca es una estatua sin antorcha ni pasado
y un registrador de la propiedad sonríe desde la tribuna
y habla de una España inventada: silenciosa y silenciada.

“Quiero felicitar a los cuerpos de seguridad del estado”
dices tan rubia y tan lejana,
tan miércoles de ceniza y vivaespaña,
tan tarde de pilates y barrio Salamanca.

Neptuno atlético, vencido, acorralado
regala su tridente al indignado
y así estamos rezando al dios del mar
para que sople las velas de tu barco
y te salve del exilio que elegiste
al comer la fruta del árbol Loto.

En tu ausencia te diré
que cíclopes y dioses asediaron nuestra casa,
 que tratamos de salvar los muebles y la vida,
que este jardín baldío
que será el paisaje que habitamos
te espera con la lluvia de este otoño.
Un otoño de comienzos y bigbanes
en que el mundo entero está mirando
tu regreso, tus dudas, tu lamento,
tu hueco en el jardín abandonado.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Canción para septiembre



Despedimos el verano prematuramente. Aquí sigue. Recordándonos las promesas que nos hicimos con la mirada perdida en el horizonte azul, los pies empapados por las últimas olas de un mar que se retira.

Esta crisis lo golpea todo. Amigos acorralados por la amenaza del despido, gente hermosa y con talento sin posibilidad de encontrar trabajo. No existe la contratación para los conciertos y nos liamos la manta a la cabeza. Sobrevivir. Resistir cuando todo parece derrumbarse, apretando los dientes y diciéndonos “pasará, la tormenta pasará”.

Repaso viejas postales del pasado. Tomo 354, libro 690, libro de familia, registro civil de Fuencarral y la foto en Vallecas apagada por el tiempo, de mis padres tan jóvenes con un niño entre los brazos. Fuimos otros. Mi barrio me regaló el compromiso, la conciencia de clase, la imposibilidad de ser isla, no rendirse.

Hemos intentado acorralar la vida en algún bar, un lunes, muy tarde, sin coartada. Hemos pretendido que responda a las preguntas. ¿Por qué el sofá inhabitado, las maletas en la puerta, la soledad de nevera vacía, colada sin tender? No te preocupes compañero. Estar vivo no es fracasar. No lo es volver a hacer mudanzas, vaciar los cajones de sus medias y encontrar facturas, postales olvidadas, un billete de metro caducado, profilácticos sin noche ni relámpago. Ahora es el tiempo del camino. De ahí somos finalmente.

Son demasiadas cosas. Es cierto. Sin conexión aparente. Pero esto es la vida. Y el empeño de uno es hacer de ello un relato y darle argumento. Y nuestra vida desde luego que lo tiene.

Y ahora hablemos de otra cosa. De ti. De la cola para hacer un papeleo, de tu insomnio y la mirada transatlántica, del candil que tiembla en cada noche.

No lloremos mi vida. No es culpa nuestra si el invierno nos desnuda en mitad de la estepa que hoy es Madrid. Eres hermosa. Ya ves que a veces el jazmín de la entrada pierde la hoja, lo maltrata la escarcha o la sequía. Pero ahí está de nuevo abrazando la verja, trepando hacia el cielo aún cuando todo es derrota.
Si supieras lo que aprendí viéndote despertar. Pero nada es justo en esta noche de cristales rotos, gritos desde la tribuna, Gólgota en la oficina del INEM, luces de emergencia parpadeando.

Ahora dame la mano y vamos a la vida. Llévame al teatro, al cine, al fin del mundo. Pero llévame contigo.

En fin. Acordes varios de la canción que hoy es septiembre.

Preparamos el viaje a México. El 25 de octubre en el DF, en el Centro Cultural Ollin Yoliztli y el 25 del mismo mes en Puebla.
También preparamos la gira por España. 
Los primeros serán los conciertos en Madrid. Aquí un recordatorio:

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Se va el verano


Es septiembre y apenas sé nada de la vida.
He nadado en el mar primigenio,
aquel del que escaparon los primeros fugitivos
que treparon al árbol del pecado.
He percibido radiación de fondo,
sombras de la primera explosión,
en lo oscuro de un cuarto a las 4 de la tarde.
Todos los otoños son los primeros
cuando las hojas amarillas se apartan de tu paso,
cuando todos los misterios dibujan de nuevo
un interrogante alado en la arena de mis playas.
Es verdad que el tiempo me ha enseñado
que no todas las derrotas son hermosas,
que no todos los borrachos son hombres sabios
con polvo estelar en sus zapatos,
pero no por eso he perdido la costumbre
de buscar amaneceres que nos nombren.

Como quien busca a tientas la salida
o el interruptor, en lo oscuro 
de una casa sin relojes ni bombillas,
como quien recibe cartas de un extraño,
factura de promesas que incumpliste,
lloramos cansados y perdidos.
Velamos al verano. Ya se han muerto
los días del espejismo en que juramos
tendidos en la playa: no regreso,
que vengan a buscarme. No regreso.

Y aquí estamos. 
Reconociendo mi ignorancia ante la vida,
buscando algún refugio en los poemas,
en la cama deshecha por tu insomnio,
en las pecas de tu rostro que se alejan
como aves migratorias que prometen
regresar cuando el invierno nos de tregua.

Arde septiembre como los bosques de un verano
descalzo, maltratado y aturdido.
Y en su luz curamos el jet lag,
y yo, que apenas sé nada de la vida,
intuyo que ésta, la vida digo, nos espera
luminosa y escondida allí, en tu vientre,
hablando el idioma de las caracolas
nombrándome en la noche mientras duermo.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Equinoccio

Terminaron los conciertos en Buenos Aires. Fuimos felices en el Gran Rex. Con rotundidad empezaba la primavera y y el cielo se pintaba de un azul cegador. En Madrid el frío se colaba por las ventanas y las playas se iban deshabitando.
Nosot
ros mientras desgranábamos los recuerdos, recuerdos agarrados a las paredes de nuestro bar, mariposas cansadas de un viaje sin brújula ni pañuelos blancos.

Nos quedan los conciertos en la Plata y volveremos a cruzar el océano con la tristeza del viajero que regresa, con la ganas de verte, con los planes de una huida.

En octubre regresamos a México después de tanto tiempo. Será un viaje fugaz pero nos dará tiempo para hacer un par de presentaciones al menos: en el DF y en Puebla. Iremos, entre otras cosas, para editar el disco y para preparar futuras citas que nos permitan recorrer con más calma el país.

Leo las portadas de los periódicos españoles. La vida es más cara. Suben las almas y el coste de la vida. España huele a cerrado. Es hora de abrir todas las ventanas